jueves, 7 de noviembre de 2013

Atípico

Hoy fue uno de esos días atípicos que todos tenemos alguna vez.
He llorado tres veces en todo el día con motivo y sin control.
He llegado a mi tope emocional, he sentido que no puedo más, que quizá todas esas lágrimas estaban ya de exceso en mi cuerpo.
No recuerdo haber llorado tantas veces, no es común en mí, o por convención o por tradición o por tontera.
Y no me contuve cuando en un primer momento conversé con tanta rabia con alguien a quien no entendí el por qué de sus constantes "equivocaciones".
O tal vez en sí la cólera era porque el tonto era yo por querer comprender lo incomprensible.
Y lloré otra vez al recordar que he sido el peor ser humano del mundo por no cumplir con mis promesas cuando para mí la palabra vale como un contrato firmado en una notaría.
Y seguí llorando como un niño tratando de comprender la injusticia del mundo para con las personas que se sacan la mierda día a día pero que aun así siguen siendo teniendo todo al revés de sus deseos.
Y odié la distancia, las enfermedades que no tienen remedio, los teléfonos, las promesas incumplidas, los errores repetitivos y las palabras vacías.
Cuando casi me había quedado dormido me levanté tratando de continuar con mi vida, con lo que me tocaba hacer en aquellos momentos, fue inútil.
Dolor de cabeza, los ojos hinchados y cansados, la cintura adolorida.
Luego otra llamada más sin buenas noticias.
El silencio doloroso que queda luego de escuchar la frase "no hay más que se pueda hacer".
Y recordé además ese adiós obligado porque tampoco ya hay más esperanza en el fondo del abismo donde ni la luz del sol llega.
Y sollocé a solas, me sequé alguna lágrima más escuchando la música que había en el ordenador, sin pensar en más.



jueves, 29 de agosto de 2013

Fake Face


Hace como 2 semanas inicié un pequeño experimento, eliminé mi perfil de facebook. Este juego, nada científico ni importante, me hizo darme cuenta que esta red social por un lado nos ha deshumanizado, pero por otro lado también tiene sus ventajas.

Es cierto, a este punto en que lo vuelvo a abrir, digo que en algunas cosas se me hacía necesario y no solamente para gilear como me dicen algunos. En este tiempo sin el bendito facebook no recordé fechas de los cumpleaños de mis amigos, tan solo de dos. Una de una ex enamorada y otra de un amigo de la infancia. Los demás no lo sé.

La primera semana no extrañé para nada, ni el chat, ni los contactos, ni nada más, puesto que, los juegos los eliminé por completo de mi rutina hace mucho tiempo atrás. Era un verdadero alivio dejar de coger el celular a cada minuto para ver qué sucedía en el mundo virtual. Al comienzo por costumbre lo hacía y me decía a mí mismo que era una estupidez si ya no tenía más que ver. Esta primera semana no extrañé para nada las publicaciones de los demás y tampoco hacer las mías.

Conforme pasó algo más de tiempo recordé que por esa vía me iban a pasar información sobre trabajo y unos pedidos que hice, aun así no abrí el face. Continué de la misma manera y pasados como diez días recién uno de mis contactos se dio con la sorpresa que ya no tenía facebook. ¡No lo tenía desde hace tanto tiempo y solo un contacto se había dado cuenta! Entonces no era tan importante mi presencia, pensé y seguí con el experimento.

Los días pasaron igual como siempre, los cambios no fueron grandes. Pero sí empecé a extrañar poder comunicar lo que quiero, escribir para más personas, no me refiero a chatear o a contrapuntear publicaciones de otras personas, sino a colocar algo y esperar que le sirva a alguien más.

Con lo que no dejo de decir que esta red social tiene un lado beneficioso y es la de poder comunicarte a un costo menor. Puedes saber online varias personas rápidamente y a la vez, ahorro de tiempo y de dinero, porque ya no usas un teléfono. ¿Pero y la parte humana de las relaciones? ¿Los detalles? ¿Las fragancias?
Ahora me he puesto a pensar, ¿cuál habrá sido mi costo social de estas poco más de dos semanas? ¿Qué me habré perdido?

Al diablo. Iniciar sesión…